EL DULE DE LA COSTA CARIBE DE PANAMÁ
Ellos están entre los relativamente pocos grupos de indígenas que quedan en el mundo que han podido mantener su cultura tradicional virtualmente intacta. En números, son los segundos más grandes de las siete distintas personas étnicas nativas de Panamá.
Ellos hablan Dulegaya (el lenguaje del pueblo). Con brazos y piernas encuentadas, coloridos trajes mola y gracia femenina, sus mujeres pueden ser vistas en cualquier calle de la ciudad. Rayos de rojo y dorado detienen la vista.
Son los KUNA Se cree que ellos se mudaron a las áreas peninsulares de lo que es ahora Panamá al norte de Colombia en el siglo 18 para escapar de los Españoles, o por conflictos con las tribus locales. La segunda migración Kuna, esta vez a las islas Kuna Yala, también conocidas como San Blas, comenzó a principios del siglo XX. Algunos escritos han propuesto que los mosquitos de las densas selvas fueron indudablemente fuertes motivadores, también porque las islas a las que se mudaron son libres de insectos. Ahí ellos podrían realizar su sueño por la soberanía de su territorio. Pero esta no seria una tarea fácil.
Geográficamente al borde de la república, Kuna Yala, bordea la provincia de Colon al Noreste y con Colombia al Sureste. Combina territorio de isla y tierra firme. Solo 46 de las 365 islas en el archipiélago están habitadas, pero estas están compuestas por la mayoría de la población, e inmediatamente llamaron la atención de la recién nacida (1903) República de Panamá la cual deseaba dominarlos. No obstante los Kuna deseaban que los dejaran en paz.
Hasta 1925, durante décadas, se dieron constantes intentos, incluyendo visitas presidenciales, por parte de Panamá para forzar su autoridad y erradicar las tradiciones Kuna. Opresión por parte de administradores y la policía que impusieron fuertemente las reglas panameñas. A las mujeres no se les permitía usar su traje nativo de mola, o piernas y brazos encuentados. Los aretes de oro en la nariz y orejas fueron removidos a la fuerza. Ceremonias tradicionales, tales como aquellos ritos para las niñas al llegar a la pubertad fueron prohibidos. El elegante baile Kuna, dijeron ellos, debía ser remplazado por su baile.
Evidentemente, aunque los Kunas sean personas pasivas, la tolerancia estaba llegando al límite. Tales acciones provocativas resultaron en la reacción de un sentimiento popular de revolución
en 1925.
El acuerdo que se logro, apoyado por los E.U como un respaldo intermediario para los Kuna, ha sembrado las semillas por lo que ya es casi un siglo de coexistencia pacífica pero no sin sus tensiones, claro. El estatus autónomo de los Kuna se estableció en 1930 pero la comarca de Kuna Yala consiste de tres corregimientos cada uno de los cuales está representado por un diputado en la legislatura de Panamá.
La muy enriquecida cadena de isla Palma de Kuna Yala con su abundancia de vida marina, cocos y otros recursos naturales ha sido la atracción de los ojos de muchos wagas (panameños), mergi (Norte Americanos) y de otros por siglos. El reto de hoy es como los sahilas ( jefes) locales puedan tratar con las realidades del siglo 21, con las intervenciones inevitables de la tecnología y comunicación global, pero manteniendo la distintiva identidad de sus comunidades. En el año 2007, cada vez más, los visitantes se ven atraídos por la paz y gran belleza de los corales de Kuna Yala. Y si escuchan, mientras las olas rompen en las orillas, puede que oigan las voces de Nele Kantule de Ustupu o Simral Colman de Ailigandi, afamados líderes de los días de rebelión, y otros antes y después que ahora forman parte de la historia única de Kuna Yala.
Créditos: Foto: Andrés Villa + El autor Howard V. Walker es un arquitecto
Canadiense retirado, viviendo actualmente en Panamá + http://mypanamalive.com/